Hace unos días os hablaba de cómo
aprendí a hacer punto del derecho y del revés para poder regalar
una toquilla al bebé de una amiga. Me parece que lo justo es que os
enseñe cómo quedó. Como siempre, no es perfecta pero va cargadita
de cariño.
Mi madre siempre dice que esta
toquilla es un buen regalo porque se usa mucho debido a su buen
tamaño. A ella se la regalaba mi abuela Carmela, la madre de mi
padre y ahora ella la hace para todos los bebés que van naciendo a
su alrededor y lo cierto es que con mucho éxito. De hecho, mis
primas se la piden cuando esperan la llegada de un peque.
Le he visto hacerla tantas veces y
siempre me pareció tan bonita que yo también quise incluirla en mi
lista de regalos, mucho más teniendo en cuenta que es ella quien me
ha enseñado. Por supuesto, el día que yo tenga hijos, espero que
las toquillas las haga mi mami, por la carga afectiva que esto lleva.
Ella suele hacerlas de un solo color
pero a una amiga mía se la hizo de dos y a mí me gustó la idea. Mi
problema, ¡se me acabó la lana gris antes de tiempo! No sé por
qué, aún no entiendo en qué fallaron mis cálculos pero el caso es
que la tienda de lanas ya estaba cerrada por vacaciones y yo tenía
que resolver el problema... No quedó mal, ¿no? La idea inicial era
hacer el punto de color gris y el ganchillo de color rosa pero, ya
veis.
Por si a alguien le interesa, la
toquilla mide más o menos 50 X 60 cm, el punto es simplemente
derecho y revés y el ganchillo cadenetas y punto alto. Fácil,
entretenida y bonita de hacer.
¿Os gusta? Yo quedé bastante
satisfecha con el resultado, a pesar de los problemas con la longitud
de las lanas y a mi amiga le gustó mucho, eso fue lo mejor, claro.
¡Ah! Con esta toquilla aprendía a
tejer sin apoyar la aguja bajo el brazo, con el método continental y
con mis primeras agujas de bambú, un capricho, lo sé pero taaaan
agradables.