Una de mis primas va a tener un bebito,
bueno, una bebita y como esta semana viajo a la capital para ir a ver
a la familia (de hecho, esta es una entrada programada, prometo
ponerme al día al volver) quise llevarle un detallito hecho por mí.
Debo reconocer que, con esta aventura
lanera que comencé hace meses, la idea de los regalos ha cambiado
totalmente y aunque sé que aún tengo mucho que aprender, me animo a
hacer regalos artesanos porque sé que, si bien no son perfectos,
están llenos de cariño. Cada nudo hecho con la lana o el hilo es un
pensamiento bonito para la persona que se quedará lo que estás
haciendo y quisieras ser capaz de hacer algo genial para todas las
personas importantes de tu vida. Espero que, con el tiempo, sabré
hacer algo que les guste, por ejemplo, a mis dos hermanos.
Este conejito, en mi caso conejita, me
había saludado hacía tiempo desde la blogosfera y me pareció
siempre muy lindo, por eso, cuando pensé en algo que hacer para esta
pequeña que nacerá dentro de unos meses me pareció que una
compañerita de juegos de orejas grandes era una buena idea.
Debo reconocer que lo he pasado muy
bien tejiéndola, a pesar de que no me gusta especialmente hacer
amigurumis y que el resultado final me gusta mucho, ¿no os parece
simpática?
El patrón lo podéis encontrar aquí
y yo le pedí los ojitos de seguridad a Lara de Cocooga, una persona
encantadora que me asesoró (porque yo ni flores de qué tamaño
usar) y respondió a todas mis preguntas con cariño y paciencia.
No sé si os gusta hacer muñecos
pero, si es así, este no defrauda en absoluto.
Muchas gracias a todos por venir a
verme.
Un abrazo y nos leemos.